En los últimos años, las mascotas, especialmente los perros, han pasado a formar parte fundamental de nuestras vidas, tanto que en muchos hogares se consideran un miembro más de la familia. Pero, ¿qué ocurre con ellos si una pareja decide separarse o divorciarse?
La ley y la custodia de los perros
El Código Civil español reconoce a los animales como "seres sintientes", lo que ha permitido que se puedan establecer custodias compartidas en casos de separación, similar a lo que ocurre con los hijos. Esto significa que las parejas que se divorcian pueden acordar cómo van a cuidar de su perro o mascota, a través de turnos o regímenes de visitas, dependiendo de las circunstancias y de lo que sea mejor para el bienestar del animal.
¿Qué pasa si no hay un acuerdo?
Es crucial tener un acuerdo formal por escrito en caso de separación. Si no se llega a un acuerdo y una de las partes decide unilateralmente quedarse con el perro, la otra persona podría reclamar legalmente, como sucedió en un reciente caso en España, donde una jueza dictó una sentencia que concedía la custodia compartida del perro y una indemnización por daños morales a la parte que no pudo ver a la mascota durante 10 meses.
¿Y si el perro ya estaba antes de la relación?
Si uno de los miembros de la pareja tenía al perro antes de la relación, la vinculación del animal con la nueva pareja será clave. Si ambos cuidaron del perro y formaron un lazo, es posible que se opte por una custodia compartida. Sin embargo, si la nueva pareja no desea continuar con ese vínculo, no se le puede obligar a mantener una relación con el animal.